El verano es la temporada reina de la piscina. Los días soleados, las reuniones con amigos y esas tardes eternas junto al agua hacen que disfrutemos al máximo… pero también hacen que nuestra piscina necesite más cuidados que nunca. El calor, la evaporación, el uso frecuente y la proliferación de bacterias y algas son factores que pueden arruinar tu oasis si no prestas atención al mantenimiento.
Por eso, si te preguntas cómo cuidar tu piscina en verano para mantener el agua siempre cristalina y lista para el baño, aquí te contamos lo imprescindible, sin tecnicismos y con consejos prácticos.
La limpieza: el primer paso para una piscina impecable
Nada transmite más dejadez que una piscina llena de hojas, insectos o suciedad flotando. Durante el verano, la limpieza debe ser parte de la rutina: una red para la superficie, un repaso al fondo con el limpiafondos y una revisión rápida de los skimmers. Este hábito no solo mantiene el agua clara, sino que evita que la suciedad se acumule y dañe el sistema de filtración.
El equilibrio del agua: cloro, pH y alcalinidad
Aquí llega la parte química, pero no te asustes: es más sencillo de lo que parece. Para que el agua de tu piscina sea segura, tres parámetros deben estar en armonía:
- El cloro: actúa como desinfectante y es el gran aliado contra bacterias y algas. En verano se evapora antes, por lo que conviene revisarlo varias veces por semana.
- El pH: es la “llave” que permite que el cloro funcione bien. Un pH demasiado alto o bajo hace que el agua irrite ojos y piel o que el cloro pierda efectividad. Mantenerlo entre 7,2 y 7,6 es lo ideal.
- La alcalinidad: podríamos decir que es el “guardián del pH”. Si está equilibrada, el agua será más estable y no tendrás que estar ajustando continuamente.
Con un kit de análisis básico, controlar estos valores te llevará apenas unos minutos, pero marcará la diferencia entre un baño placentero y una piscina que se convierte en un problema.
La filtración: el corazón de la piscina
Por último, no hay que olvidar que el sistema de filtración es el motor que mantiene todo en marcha. En verano conviene alargar sus horas de funcionamiento, ya que el agua está más expuesta y se ensucia con mayor rapidez. Una piscina bien filtrada es una piscina sana, y si combinas una buena filtración con un correcto equilibrio químico, tendrás garantizado un agua transparente durante toda la temporada.
Disfruta sin preocupaciones
Mantener la piscina en verano no tiene por qué ser complicado. Un poco de limpieza diaria, un control rutinario del agua y una filtración adecuada son suficientes para que tu piscina esté siempre perfecta. Así podrás dedicarte a lo realmente importante: disfrutar de los baños, las risas y los momentos únicos que el verano regala.
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